Siempre es nunca. Y nunca es para siempre. Todos nos encontramos atados al tiempo, algunas veces para bien y otras para mal. Depende de nosotros mismos, de las actitudes y decisiones que tomemos principalmente. No confíes en que todo será para siempre. Vive y deja vivir. El presente es justamente lo que nos gobierna. Si algo es cierto, muchas veces las decisiones se ven adornadas por una gran serie de dudas y desacuerdos que nos orillan más y más a la incertidumbre. No demores tanto, y no dejes que la incertidumbre te controle. Fluye con el tiempo. No te arrepientas de no haber hecho realidad una decisión.
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